1 de Agosto de 2015
Sábado de la Décimo Séptima Semana Durante el Año
Lecturas:
Levítico 25, 1. 8-17
/ Salmo 66, 2-3. 5. 7-8 ¡Que todos los pueblos te den gracias,
Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 14, 1-12
La fama de Jesús llegó a oídos
del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: «Este es Juan el Bautista; ha
resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes
milagrosos.»
Herodes, en efecto, había
hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de
su hermano Felipe, porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.» Herodes
quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta.
El día en que Herodes
festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó
tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.
Instigada por su madre, ella
dijo: «Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.»
El rey se entristeció, pero a
causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran y mandó
decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y
entregada a la joven, y esta la presentó a su madre. Los discípulos de Juan
recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Hay dos
formas esenciales de vivir la propia vida.
Una es la
que se asemeja más a la de Juan. Él podía haberse quedado callado y no buscarse
problemas metiéndose con la autoridad política, con lo que podría haber tenido
una vida más larga y, aún así, ser recordado como un gran profeta por el gran
movimiento de conversión hacia Dios que encabezó en su momento.
Sin
embargo, sintió que era su deber de fidelidad hacia ese mismo Dios. Y los
poderosos se lo hicieron pagar, como ha sucedido muchas otras veces antes y
después de él.
La otra es
diametralmente opuesta: la de mantener una reputación, tanto que «a causa de su juramento y por los
convidados» no le importó cometer una flagrante injusticia.
Sumando una definitiva a la anterior, ya que la primera fue la que provocó la
denuncia del Bautista.
Y en el
medio solemos estamos estar nosotros, a veces cargados hacia un lado; otras
veces, al otro.
Mientras
más cerca estemos de la coherencia, más digno será nuestro caminar por la vida,
y podremos mirar a los ojos a todos sin dificultad; en cambio, mientras más
cercana sea nuestra forma de actuar a la del tetrarca, más cercano al infierno de
la conciencia nos encontraremos.
Que podamos
superar el temor y la comodidad que impiden que nuestro actuar, nuestro pensar
y nuestro decir sean lo más consecuente posible, Señor. Así sea.
Alimentándonos,
juntos como hermanos de humanidad, del Pan de la Paz, el Amor y la Alegría
generosos y solidarios,
Miguel
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