7 de Septiembre de 2015
Lunes de la Vigésima Tercera Semana Durante el
Año
Lecturas:
Colosenses 1, 24—2, 3
/ Salmo 61, 6-7. 9 ¡Mi salvación y mi gloria están en el Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 6-11
Un sábado, entró en la
sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha
paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver
si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús,
conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada:
«Levántate y quédate de pie delante de todos.» Él se levantó y permaneció de
pie.
Luego les dijo: «Yo les
pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o
perderla?» Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: «Extiende tu mano.»
Él la extendió y su mano quedó sana.
Pero ellos se enfurecieron, y
deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.
Palabra del Señor.
MEDITACION
¿Qué clase
de dios sería uno a quien le importase más que se cumpla una norma en vez de
que se haga algo bueno por alguien? ¿Cómo amar a una divinidad así?
Poner en
evidencia ese terrible error fue parte de la misión del Nazareno.
Y no por el
gusto malsano de argumentar contra las prácticas de otros, asumiendo que las
propias son superiores.
Tampoco
para “proteger la honra” de Dios, como si el Todopoderoso necesitara algún tipo
de recomendación nuestra…
No está
demás reconocer, a propósito, que ambas actitudes son comunes a las distintas
denominaciones cristianas de nuestro tiempo.
Jesús
dedicó su vida a aclarar que Dios era Padre, nuestro Padre, el mejor de los
Padres.
Por eso, al
contrario de sus compañeros de sinagoga, él estaba seguro que, no sólo no estaría
en contra, sino que le agradaría que se ocupase su Día Sagrado, así como todos
los días, para «hacer el bien [y]
salvar una vida».
Que llegue
a ser habitual para nosotros que cada día esté consagrado a ti, Señor, adorándote,
mediante el amor a tus hijos y tu Creación. Así sea.
Intentando despertar los oídos y la lengua
a tu mensaje de Paz, Amor y Alegría, hecho vida,
Miguel
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