"La gloria de Dios es que el ser humano viva"

19 de Enero de 2016

Martes de la Segunda Semana Durante el Año

Lecturas:

I Samuel 16, 1-13 / Salmo 88, 20-22. 27-28 Encontré a David, mi servidor

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos   2, 23-28

    Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: «¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»

    Él les respondió: «¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?»

    Y agregó: «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado».

Palabra del Señor.

MEDITACION

¿Para qué servía el sábado en su concepción original?

Para honrar a Dios.

Pero Él no necesita, no le hace falta, ninguna alabanza humana, por lo que la principal forma de hacerlo es respetando, fomentando y protegiendo la dignidad humana.

Porque Él nos creó a su imagen y semejanza.

San Ireneo, destacado obispo del segundo siglo de nuestra era lo comprendió así: "la gloria de Dios es que el ser humano viva".

¿De qué le podría servir a Dios que los discípulos tuviesen hambre y no pudiesen saciarla con el abundante trigo disponible, porque era sábado?.

Se trataría de un Dios absurdo.

Y, como sabemos que no lo es, sino que es la fuente del amor, no se lo alaba siguiendo reglas hasta llegar a lo ridículo, sino amando al ser humano hasta lo imprescindible.

Que comprendamos que el hombre y la mujer no están hechos para ser sometidos a instituciones, normas u otras personas, sino para lograr su plenitud de vida, Señor. Y que ser cristiano significa también aportar a que se logre conseguirlo. Así sea.

Aprendiendo a hacer que la Paz y el Amor que se encuentra en el Señor se traduzcan en Alegría de vivir y compartir,

Miguel