20 de Enero de 2016
Miércoles de la Segunda Semana Durante el Año
Lecturas:
I Samuel 17, 1-2. 4. 8. 32-33. 37. 40-51 / Salmo 143, 1-2. 9-10 ¡Bendito sea el
Señor, mi Roca!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 1-6
Jesús entró nuevamente en una
sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos
observaban atentamente a Jesús para ver si lo sanaba en sábado, con el fin de
acusarlo.
Jesús dijo al hombre de la
mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante». Y les dijo: «¿Está permitido en
sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?»
Pero ellos callaron.
Entonces, dirigiendo sobre
ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones,
dijo al hombre: «Extiende tu mano.» Él la extendió y su mano quedó sana.
Los fariseos salieron y se
confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con Él.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Una vez más la concepción del sábado provoca conflicto entre Jesús y sus
hermanos de religión.
Sí. Hay que recordar que tenían la misma creencia, el mismo libro
sagrado, el mismo Dios único. Y sin embargo… unos, por amor a ese mismo Dios
prohibían hacer casi cualquier cosa en el día sagrado; el Maestro, en cambio,
sentía que se lo honraba mucho más y mucho mejor haciendo el bien y salvando
vidas.
A veces se nos olvida que esto es una realidad en toda clase de
religiones.
Cuando alguien pregunta, por ejemplo, en qué creen los musulmanes,
ignora esta realidad y “mete en el mismo saco” a violentistas y pacifistas.
A las personas no se las debe encasillar según el credo al que
adscriban, sino sobre sus acciones concretas.
Que no permitamos las barreras entre seres humanos, menos aún con la
pésima excusa de honrarte, Señor. Así sea.
Aprendiendo a hacer que la Paz y el Amor que
se encuentra en el Señor se traduzcan en Alegría de vivir y compartir,
Miguel
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