«Y como faltaba vino, la madre de Jesús le
dijo: "No tienen vino".
Jesús le
respondió: "Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros?
Mi hora
no ha llegado todavía".
Pero su
madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga"»
(Jn 2,3-5)
La verdad es que no tenemos vino.
Nos
sobran las tinajas, y la fiesta
se
enturbia para todos, porque el sino
es
común y la sola sala es ésta.
Nos
falta la alegría compartida.
Rotas
las alas, sueltos los chacales,
hemos
cegado el curso de la vida
entre
los varios pueblos comensales.
¡Sangre
nuestra y de Dios, vino completo,
embriáganos de Ti para ese reto
de ser
iguales en la alteridad.
Uva
pisada en nuestra dura historia,
vino
final bebido a plena gloria
en la
bodega de la Trinidad!
Pedro
Casaldáliga
No hay comentarios:
Publicar un comentario