miércoles, 29 de noviembre de 2017

¡Despertemos!



PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
3 de Diciembre de 2017
Domingo de la Primera Semana de Adviento

Lecturas:
Isaías 63, 16-17. 19; 64, 2-7 / Salmo 79, 2-3. 15-16. 18-19 Restáuranos, Señor del universo / I Corintios 1, 3-9

+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     13, 33-37
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!».
Palabra del Señor.

MEDITACION
Comienza Adviento y el llamado de Jesús –una especie de lema que debiésemos tener presente todo este tiempo-  es: «estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento» (Ev). Y, como tenemos la certeza de que Dios está cerca «de los que practican la justicia y se acuerdan de sus caminos» (1L), sabemos que, a aquellos que enrielan su vida por el camino del bien, «mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia» (2L), confiados, le podemos pedir que nos haga crecer en el amor, diciéndole: «reafirma tu poder y ven a salvarnos» (Sal).
La rutina mata
A trasmano, una vez más, de cómo vamos viviendo nuestros días en este siglo XXI, hoy se nos invita a estar despiertos y atentos.
Pero, ¿por qué y para qué?
Es que en los tiempos que corren, nuestro horizonte (que antes se llamaba utopía o ideal) llega sólo hasta el ansia porque se acerque rápidamente el fin de semana, para dejar de hacer esos viajes que consumen largas horas y luego trabajar una jornada interminable hasta que nos corresponde ese otro par de horas de retorno al hogar, tan agotados que poco lograremos hacer antes de irnos a dormir, para recomenzar la rutina al día siguiente.
Y lo mismo se replica con el transcurso del año calendario. Sólo queremos que lleguen los feriados (mientras más largos, mejor) y, por cierto, las vacaciones, periodos que sentiremos que se nos fueron demasiado rápido como para alcanzar a disfrutarlos lo suficiente.
Y así se nos va la vida…
Pero la inquietante pregunta sería ¿esto es, realmente, vida? ¿estamos, de verdad, viviendo, en el sentido de sacar provecho a nuestras existencias? ¿No será que no nos damos cuenta y se nos está yendo el precioso tiempo (un tiempo irrepetible, que no volverá, aunque suene obvio decirlo, pero todas nuestras actitudes indican que no lo tenemos tan claro) y se nos va más bien tal como si estuviésemos permanentemente durmiendo?
Un activista ambiental, hace ya una década, hizo algo de ruido mediático con un documental llamado “Una verdad incómoda”, donde pretendió despertar nuestras conciencias al grave daño que nos estamos haciendo como seres humanos, y también a nuestra casa común, la Tierra, con los efectos del llamado “calentamiento global”.
Sin embargo, algunos prefirieron, y siguen prefiriendo, no despertar a ese drama. Entre ellos, el actual presidente del país más grande y más contaminador del mundo.
Hace no mucho nos enteramos que la institución estatal creada para proteger a niños y jóvenes, calificados como “en situación irregular” (que no cuentan con el cuidado adecuado de familiares adultos responsables), no sólo no estaba cumpliendo con aquella función, sino que, demasiadas veces, fue negligente hasta la muerte de algunos de ellos.
Pero dejó de ser titular del noticiero y ya nos dormimos ante tanto dolor acumulado y que sigue vigente.
Hace sólo una semana, Jesús en el evangelio nos decía que tú, yo, y absolutamente todos, seremos juzgados, al final de nuestra vida, bajo un solo criterio: qué hicimos -o no hicimos-, cuando estuvimos frente a quienes necesitaban ayuda práctica y solidaria.

Y, ya pasados sólo unos días, nos hemos vuelto a dormir en la indiferencia ante tantos que sufren de una u otra manera cerca nuestro.
El grito del Maestro: «¡Estén prevenidos!» intenta despertar nuestra humanidad, es decir, lo mejor que tenemos como personas y que hagamos, que pensemos y que busquemos cómo darle un sentido a nuestras vidas adormiladas por nuestras sociedades dominadas por el egoísmo materialista, el cual no ve, o no quiere ver, las situaciones que impiden que muchos hijos de Dios tengan una vida digna. De tal manera que, involucrándonos, todos, sin excepción, podamos vivir, de verdad, una Vida que merezca ese nombre.
Y que, ojalá, al menos los cristianos, hagamos de nuestras existencias algo que merezca que utilicemos esa denominación ante los demás.

Que este comienzo del Adviento y, ojalá, toda la vida, nos desperecemos, rompamos las rutinas adormecedoras y nos atrevamos a aprovechar toda la potencialidad y belleza del regalo de la Vida que hemos recibido de ti, Señor. Así sea.

Buscando, con mucha Paz, Amor y Alegría, despertar a la única Vida que merece llamarse de esa manera: la que es digna y justa para todos sin excepción,
Miguel

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