22 de mayo de 2013
Miércoles de la Séptima Durante el Año
Lecturas:
Eclesiástico 4,
11-19 / Salmo 118, 165. 168. 171-172. 174-175 ¡Tu ley es mi alegría, Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9, 38-40
Juan le dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto
a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no
es de los nuestros.»
Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un
milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra
nosotros, está con nosotros.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
El
episodio de hoy retoma los versículos finales de la lectura anterior. El
apóstol Juan dice a Jesús que vieron a una persona expulsando demonios en su
nombre y cómo intentaron impedírselo porque no formaba parte del grupo. En
nombre de la comunidad Juan impide que otro haga obras buenas. Por su condición
de discípulo, pensaba que tenía más poder y autoridad que los demás. Creía
tener el monopolio sobre Jesús, por eso pretendía prohibir que otros usasen el
nombre de Jesús para hacer el bien.
La
mentalidad exclusivista de la ley antigua entendía que sólo el pueblo de Israel
era el pueblo
¿Cuántas
veces, por considerarnos mejores excluimos a los que no creen como nosotros?
Los discípulos actuaban de acuerdo a su mentalidad, a su cultura, pero Jesús
enseña que la cultura es una construcción humana por lo tanto plausible de
cambios a favor de la vida. Jesús el Maestro, mediante sus actitudes, es una
muestra del Reino, encarna el amor de Dios y lo revela en sus actitudes.
(Comentario
del Servicio Bíblico Latinoamericano, que me interpreta)
Abrirnos
a otros, abrirnos a otras costumbres, abrirnos a creencias distintas… abre
nuestra mente y nuestro corazón, Señor. Así sea.
Llenos del
Espíritu Santo, a construir el Reino de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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