jueves, 18 de julio de 2013

Antes de realizar, escuchar la voluntad del Señor

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
21 de julio de 2013
Décimo Sexto Domingo Durante el Año

Lecturas:
Génesis 18, 1-10 / Salmo 14, 2-5 Señor, ¿quién entrará en tu Casa? / Colosenses 1, 24-28

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   10, 38-42
    Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
    Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude».
    Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada».
Palabra del Señor.

MEDITACION
«El misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar […] es Cristo entre ustedes» (2L), por eso no es sano agitarse y complicarse «por muchas cosas, [ya que] una sola es necesaria» (Ev): orar confiados «Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo» (1L). Y Él se quedará entre nosotros por medio de su Palabra que nos enseña y nos da la fuerza para sacar de nosotros «la mejor parte», y llegar a ser quien «procede rectamente y practica la justicia; […] El que no hace mal a su prójimo […] El que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente» (Sal), haciéndose realidad, de esa manera, su Reino entre nosotros.
Los católicos no nos caracterizamos, normalmente, por el uso de la Biblia.
Es una situación muy extraña, porque después de que se proclama un texto proveniente de ahí, decimos “Palabra de Dios”… pero no terminamos de convencernos de que sea así. O, lo que sería peor: lo creemos, pero no nos interesaría lo que tiene que decirnos.
Es que tenemos “tanto qué hacer” que el tiempo no nos alcanza para leerla; nos impacientamos si el cura ocupa mucho tiempo en explicarla; y ni qué decir la escasa o nula acogida que tienen las instancias para aprender a conocerla.
A veces –no siempre tampoco- nos parecemos a Marta: llenamos el vacío espiritual con activismo. Hacemos cosas. Pero…
En ocasiones, creemos que acogemos al Señor cuando realizamos una serie de prácticas ritualistas y devocionales: novenas, rosarios, mandas, etc., las que, por sí solas, según la comprensión del ministerio de Jesús en su tiempo, si no conducen a amar concretamente a los demás, llegan a ser estériles.
En otras, nos transformamos en realizadores solidarios y preocupados por los demás, lo que está
muy bien, sin embargo es posible que caigamos en una dinámica tal que nos vaya desgastando hasta el punto de terminar defraudados, debido a que sintamos que no conseguimos los frutos que nos parezcan suficientes en lo que hacemos.
En ambos casos, nos falta ser un poco más como María: ponernos humildemente a la escucha del Maestro –una forma privilegiada para esto, por cierto, es leyendo la Biblia- y, así, poder encontrar el sentido a las muchas cosas que nos agitan y encauzarlas hacia la «mejor parte» nuestra, la que está en sintonía con la voluntad de Dios
Porque la Palabra de Dios nos ha sido dada para que camine junto a nosotros paso a paso y día a día; para enseñarnos que en comunidad la solidaridad hace efectivo aquí y ahora el Reino de Dios, combatiendo la soledad, la tristeza, el desamparo y la injusticia que clama al cielo y que conmueve a los verdaderos discípulos de Jesús.

Señor, que sepamos encontrar en tu Palabra luminosa la inspiración para servir a los hermanos. Así sea.

Meditando tus palabras de Paz, Amor y Alegría, para darle sentido a nuestro actuar,

Miguel.

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