11 de julio de 2013
Jueves de la Décimo Cuarta Semana Durante el
Año
Lecturas:
Génesis 44,
18-21. 23-29; 45, 1-5 / Salmo 104, 16-21 ¡Recuerden las maravillas que hizo el Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
10, 7-15
Jesús dijo a sus apóstoles:
Por
el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los
enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los
demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No
lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos
túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.
Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona
respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la
casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz
descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.
Y
si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de
esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del
Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.
Palabra del Señor.
MEDITACION
La
historia de José que nos ha venido relatando la primera lectura de estos días,
llega hoy al momento en que él se revela a sus hermanos -quienes años atrás lo
habían vendido a una tribu nómade, por envidia- como el poderoso asesor del
Faraón.
Era
el momento adecuado para la venganza, porque a causa de la horrible acción de
sus familiares,
y antes de llegar a esta privilegiada posición, debió sufrir
hasta el punto que «le ataron los pies
con grillos y el hierro oprimió su garganta» (Sal). Pero revelando su gran
corazón y que tenía un sentido providente de la historia, les explica aquellos
sucesos de esta manera: «ha sido Dios el
que me envió aquí delante de ustedes para preservarles la vida» (1L). Y asumió eso como su
misión en adelante.
Nosotros
también hemos recibido un envío, tenemos un llamado, sin buscar excusas, sin
revanchismos baratos, sin posibles rencores: «proclamen
que el Reino de los Cielos está cerca». Éste se ha hecho
próximo en Jesús y su acción compasiva y misericordiosa; y también se acerca a
los sufrientes en sus discípulos, los hijos del Reino, que somos nosotros.
¡Hemos
recibido tanto gratuitamente de ti, Señor! Intentaremos entregar también
generosamente: engrandece nuestro corazón. Así sea.
Enviados a
transmitir el proyecto de Paz, Amor y Alegría que tiene Dios para la humanidad,
Miguel.
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