martes, 16 de julio de 2013

María guía en la obediencia y en estar junto a Jesús

16 de julio de 2013
Nuestra Señora del Carmen

Lecturas:
I Reyes 18, 1-2. 41-46 / Salmo 129, 1-8 ¡Busquen al Señor y vivirán! / Gálatas 4, 4-7

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan   19, 25-26
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo".
Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Hoy que celebramos a la Virgen, en su advocación del Carmen, puede ser importante despejar dos grandes errores, según mi parecer, acerca de ella.
El primero, el de quienes la ningunean, relegándola exclusivamente a la función de dar a luz a Jesús: «nacido de una mujer» (2L).
El segundo, el de quienes no la veneran, sino que la adoran, al mismo nivel de Cristo, si es que no es aún más que a él.
María, la que muestra el Evangelio, es la mujer que, mucho antes de cumplir su función biológica
respecto al Hijo de Dios, se puso a disposición completa de su plan de salvación (Lc 1,38); es también reconocida como bendita entre todas las mujeres, madre del Señor y feliz por haber creído (Lc 1,42-45); y es capaz de ver la acción de Dios en sí misma y en la historia (Lc 1,46-55)
Cada una de las características mencionadas, y muchas más, son muy relevantes para iluminar nuestra vida de discípulos, pero, hay otras dos que, en mi opinión revelan de mejor forma en ella a un modelo de cristiana: ella es la que en las últimas palabras suyas que recuerda el evangelio, dice aquella frase que debiese estar siempre en nuestros labios y en nuestra intención hacia los demás: «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2,5); además, es la mujer de la actitud fiel hasta en los momentos más difíciles, como la que nos presenta el evangelio de hoy: «Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre».

Que María siga siendo una guía hacia su Hijo para nosotros, como debemos ser para los demás quienes nos decimos cristianos. Así sea.

Agradecidos de los regalos de Paz, Amor y Alegría de Dios, buscando responder siendo buenos samaritanos de quienes lo necesiten,
Miguel.


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