7 de agosto de 2013
Miércoles de la Décimo Octava Semana Durante
el Año
Lecturas:
Números 13,
1-2. 25—14, 1. 26-33 / Salmo 105, 6-7a. 13-14.
21-22. 23 ¡Acuérdate de nosotros, Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
15, 21-28
Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces
una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo
de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un
demonio.» Pero él no le respondió nada.
Sus
discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue
con sus gritos.»
Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del
pueblo de Israel.»
Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!»
Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a
los cachorros.»
Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas
que caen de la mesa de sus dueños!»
Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu
deseo!» Y en ese momento su hija quedó sana.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Jesús
cae en la actitud que era generalizada en su cultura: en aquel tiempo, los
extranjeros eran “perros” para los judíos. Y había que tratarlos como tales.
Pero
la actitud humildemente insistente de la cananea fue la forma con la que Dios
le corrigió haciéndolo ampliar sus criterios y comprender que su ser Padre no
se restringía a un pueblo, sino a la condición humana.
A
nosotros también nos habla e intenta hacernos enderezar caminos, por intermedio
de las palabras, intervenciones y actitudes de las personas que va poniendo en
nuestro camino. Pero no siempre estamos suficientemente atentos.
No
te canses nunca de intentar alertarnos y orientarnos en el camino correcto a tu
Reino, Señor. Así sea.
Buscando ser
ricos a los ojos del Dios de la Paz, el Amor y la Alegría, compartiendo
solidariamente con los demás,
Miguel.
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