2 de agosto de 2013
Viernes de la Décimo Séptima Semana Durante
el Año
Lecturas:
Levítico 23, 1.
4-11. 15-16. 27. 34-37 / Salmo 80, 3-6. 10-11 ¡Canten con júbilo al Señor, nuestra fuerza!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
13, 54-58
Al
llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera
que todos estaban maravillados.
«¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer
milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman
María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no
viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?»
Y
Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: «Un profeta es
despreciado solamente en su pueblo y en su familia.»
Y
no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Para
ver signos maravillosos, hay que confiar.
Pero
extrañamente nos es más fácil creer que sólo los desconocidos pueden ser
extraordinarios y merecen nuestra fe.
Al
parecer la envidia hace su trabajo en esa situación.
El
problema es que esa actitud nos puede hacer perder la oportunidad de conocer lo
mejor de algunos/as hermanos/as que están cerca nuestro, haciendo que ellos
deban regalar lo más bello que tienen a otros.
Sería
bueno, entonces, sacudirnos prejuicios y ver lo que realmente hacen o piensan
los “hijos del carpintero”, aquellos a los que conocemos su madre y sus
hermanos, para beneficiarnos de los dones que Dios ha puesto en ellos, regalos
de nuestro Padre para nosotros.
Ayúdanos,
Señor, a hacer nuestro aporte para que tus profetas puedan dar los frutos que tú esperas en nuestra
tierra, ampliando nuestros criterios, removiendo nuestras trabas y acogiéndote
en ellos. Así sea.
Con Paz, Amor y
Alegría por sabernos hijos muy queridos por el Padre Dios,
Miguel.
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