«¡Felices los servidores a
quienes el señor
encuentra velando a su
llegada!» (Lc
12,37)
Ver a Dios en la
criatura,
ver a Dios hecho
mortal
y ver en humano
portal
la celestial
hermosura.
¡Gran merced y gran
ventura
a quien verlo
mereció!
¡Quién lo viera y
fuera yo!
Ver llorar a la
alegría,
ver tan pobre a la
riqueza,
ver tan baja a la
grandeza
y ver que Dios lo
quería.
¡Gran merced fue en
aquel día
la que el hombre
recibió!
¡Quién lo viera y
fuera yo!
Poner paz en tanta
guerra,
calor donde hay
tanto frío,
ser de todos lo que
es mío,
plantar un cielo en
la tierra.
¡Qué misión de
escalofrío
la que Dios nos
confió!
¡Quién lo hiciera y
fuera yo. Amén.
Santa
Teresita de Jesús
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