lunes, 8 de abril de 2013

Celebramos el inicio terrenal de quien, con su Resurrección, llenó de vida nuestra vida


8 de abril de 2013
LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR

Lecturas:
Isaías 7, 10-14; 8, 10 / Salmo 39, 7-11 Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad / Hebreos 10, 4-10

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas    1, 26-38
    El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
    El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»
    Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
    Pero el Ángel  le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.»
    María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?»
    El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»
    María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.»
    Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Tiempo pascual, tiempo de paz y alegría, regalos del amor que brota de aquel que confiando en la fuerza de Dios le dice: «Aquí estoy […] yo amo, Dios mío, tu voluntad […] No escondí tu justicia dentro de mí, proclamé tu fidelidad y tu salvación» (Sal). «Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre» (2L).
Pero para llegar a esto, mucho antes, Él tomó la iniciativa, enviando a decir al profeta: «el Señor
mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel. Porque Dios está con nosotros» (1L). Que la escogida fuese María explica el saludo tan expresivo del Ángel: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Celebramos, entonces, el inicio terrenal de quien, hoy, con su Resurrección, llenó de vida nuestra vida, colmándola de gracia, por lo que todos recibimos el mismo llamado a alegrarnos.

Por Jesús servidor de la vida, por María dispuesta a servirte para la concreción del Reino y por todos aquellos que ponen su trabajo y acciones a disposición de tu voluntad santificadora de la humanidad. Gracias, Señor.

Alimentando la fe con Paz, Amor y Alegría, frutos de la Resurrección,
Miguel.

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