¿Debes ver para creer?
¿Esa es la fe que en ti Dios sembró?
“Benditos los que crean sin haber visto”
Si no ves a Dios es porque no lo has buscado
en tu corazón primero, si deseas hallarlo
allí vive escondido y hasta
donde tus ojos no alcancen
En todos los niños, en un pobre mendigo,
en un enfermo, en un alcohólico,
en un drogadicto, en el perseguido
en la dulzura de una madre,
en la fortaleza de un padre
en el campesino que suda bajo el sol
en el pescador que recoge sus redes al atardecer
en las cosas creadas, en el canto de las aves,
en el murmullo de la brisa, en el silencio
Pero más que nada
lo encontrarás en tu soledad
pues desde un rincón de tu conciencia
El siempre te hablará
en el bien que desees hacer
en el mal que puedas evitar
¿Aun necesitas ver para creer?
Descorre la venda de tu ceguera
que te aleja de tu fe
que no te deja encontrar a ese Jesús
que podrías ver pero que no quieres ver
Descúbrelo en ese sol que te despierta al alba
en la lealtad de un amigo, en la ternura
en el amor, en los hijos, en la verdad,
en la tierra que pisas, en el mar
en las manos de un artista,
en la voz de un poeta, en la paz
¿No te basta verlo así?
¿Por qué esperar señales asombrosas?
Dios es Espíritu y en cada ser se refleja
El tiene el rostro de la sencillez, de la humildad
no te cierres en tu incredulidad,
en la porfía de exigir un milagro
que en tu fe no existe,
alimenta siempre esa esperanza, esa alegría
que te mostrará al Señor donde quiera que vayas.
Maria José Acuña
Belaustegui
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