6 de abril de 2013
Sábado de la Octava de Pascua
Lecturas:
Hechos 4, 13-21
/ Salmo 117, 1. 14-16. 18-21
Te doy gracias, Señor, porque me
escuchaste
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 16, 9-15
Jesús, que había resucitado a la mañana del
primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de
quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo
habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que
Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
Después, se mostró con otro aspecto a dos de
ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los
demás, pero tampoco les creyeron.
En seguida, se apareció a los Once, mientras
estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no
habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: «Vayan
por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Terminamos
la primera semana de celebración de la Pascua con un llamado que recuerda cuál
es la misión permanente de todo cristiano y toda cristiana: «Vayan por todo el mundo, anuncien la
Buena Noticia a toda la creación».
Esto se debe a que si tenemos fe es porque
hemos descubierto la obra del Señor en nuestra vida, en nuestra historia y en
nuestra tierra y hemos comprendido que «La
mano del Señor hace proezas» (Sal), por lo que «no podemos callar lo que hemos visto y
oído» (1L).
Nadie puede quedar fuera de recibir este
anuncio; nadie, que quiera ser fiel a la amistad y al amor de Dios debe dejar
de hacerlo.
Que
comprendamos que no se puede ser cristiano sin ser misionero, Señor; porque no
se puede ser seguidor tuyo desde la comodidad, sino desde el salir y buscar.
Concédenos la valentía, la fuerza y lo que nos falte para hacerlo realidad. Así
sea.
Celebrando la
fuerza de la Paz, el Amor y la Alegría
con que se manifiesta la Resurrección,
Miguel.
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