martes, 23 de abril de 2013

Como él, hacer que nuestras obras, más que las palabras, den testimonio de lo que creemos


23 de abril de 2013
Martes de la Cuarta Semana de Pascua

Lecturas:
Hechos 11, 19-26 / Salmo 86, 1-3. 4-5. 6-7 Alaben al Señor, todas las naciones

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan    10, 22-30
Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.
Los judíos lo rodearon y le preguntaron: «¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente.»
Jesús les respondió: «Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
Estamos llenos de palabras, todo el mundo habla y pocos, poquísimos, se hacen responsables de lo que dicen. Eso es más evidente si se observan las llamadas “redes sociales”, las que contienen una enorme colección de frases vacías, de aparente sabiduría, esoterismo barato, insultos, groserías… etc.
Quien quiera ser considerado/a entre las ovejas de Jesús y seguirlo, debiese, como él, hacer que sus obras, más que sus palabras, den testimonio de lo que cree. Y, mejor sería si sus palabras están en consonancia con esas obras.
Eso es lo que reflejaba Bernabé, quien por ser «un hombre bondadoso, lleno del Espíritu Santo y de
mucha fe», junto a Pablo convivió con la comunidad de Antioquía, dando lugar a que históricamente fuese ése el lugar «donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de “cristianos”» (1L), lo que no deja de ser un homenaje a esa coherencia de vida, la que ellos sintieron se asemejaba a la de Cristo, de tal manera que se les podría aplicar a cada uno las palabras «cosas admirables se dicen de ti» (Sal).

Concédenos lo que aún nos falta, Señor, para ser coherentes entre lo que decimos creer y cómo lo manifestamos en la vida diaria. Así sea.

Alabando con la vida al Buen Pastor que regala Paz, Amor y Alegría,
Miguel.

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