Me gusta tu mano Señor:
Mano que me protege
cuando a mi alrededor
todo se vuelve incierto y amenazante.
Mano que me guía
aún por caminos oscuros
y me lleva a la meta deseada.
Mano que me orienta
cuando en los recodos de mi vida
pierdo de vista tu rostro de Padre.
Mano que me calienta
cuando el frío de la tibieza
quiere hacer presa de mi.
Mano que me anima
cuando, como el niño pequeño,
acierto a dar un pequeño paso hacia ti.
Mano que me consiente
cuando mi corazón peregrino
necesita tu cobijo de Padre.
Mano que me da seguridad
cuando me atenazan la duda
y la indecisión.
Mano que me acompaña
y se vuelve cercanía
cuando siento fuerte la soledad.
Mano que me llama al silencio
cuando con tu voz de amor
quieres penetrar mi corazón.
Mano que me llama a la calma
cuando mi prisa inexperta
busca soluciones alocadas.
Mano que con sabiduría
escribe en los renglones de mi existencia
las palabras que dan vida.
Mano en la cual me abandono
jornada tras jornada
como un polluelo pequeño en el asilo de su nido.
Sor Clemencia
Rojas, FMA
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