16 de abril de 2013
Martes de la Tercera Semana de Pascua
Lecturas:
Hechos 7, 51—8,
1 / Salmo 30, 3-4. 6-8. 17. 21 Señor,
yo pongo mi vida en tus manos
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 30-35
La gente dijo a Jesús:
«¿Qué signos haces para que veamos y creamos
en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto,
como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo.»
Jesús respondió: «Les aseguro que no es
Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del
cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo.»
Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de
ese pan.»
Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida.
El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Decía
Tertuliano, un cristiano del siglo II, que la sangre de los mártires era
semilla de nuevos cristianos. Saulo, posteriormente san Pablo, fue testigo y
hasta «aprobó la muerte de Esteban» (1L) el primer discípulo
que pagó con su vida el creer en el mensaje de Jesús.
De
alguna manera esta ejemplar forma de morir, confiando en Dios y perdonando a
sus verdugos, fue parte del proceso que culminó en su conversión en el gran
Apóstol del Señor.
Hombres
y mujeres, viviendo en serio su fe, a la manera del que dice «Yo pongo mi vida en tus manos» (Sal) son los signos y las
obras que realiza para que crean que él «da
Vida al mundo».
Que
nuestra vida, repartida y compartida como pan, sea testigo de tu amor que
quiere saciar toda hambre y toda sed, Señor. Así sea.
Buscando
reflejar al Resucitado sirviendo y viviendo la fe con Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
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