17 de abril de 2013
Miércoles de la Tercera Semana de Pascua
Lecturas:
Hechos 8, 1-8
/ Salmo 65, 1-7 ¡Aclame al Señor toda la tierra!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 35-40
Jesús dijo a la gente:
«Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí
jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho:
ustedes me han visto y sin embargo no creen. Todo lo que me da el Padre viene a
mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para
hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.
La voluntad del que me ha enviado es que yo
no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que el que
ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último
día.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Muchas
veces en la historia se ha desencadenado «una
violenta persecución contra la Iglesia» (1L). Es más, los
cristianos de este lado del mundo desconocemos que hay amplios sectores (Asia,
parte de África, y los países que conforman el mundo musulmán principalmente),
donde estas son actuales y habituales. Su esperanza está en la palabra de
Jesús: «La voluntad del que me ha enviado
es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último
día».
Hay
instituciones que trabajan para aliviar sus padecimientos (Ayuda a la Iglesia
que Sufre:
Pero,
si recordamos que somos discípulos de un perseguido, torturado y asesinado,
también sería muy oportuno preguntarnos por la clase de vida cristiana que
llevamos, ya que “nunca quedamos mal con nadie”: ¿mucha comodidad, mucha
rutina, poco preguntarle al Señor sobre qué haría en mi lugar?
«
¡Aclame al Señor toda la tierra!» (Sal). Y que lo aclame, sobre todo, nuestra
vida, de manera que los que actúan mal contra el prójimo se sientan
cuestionados, como si se enfrentasen con el mismo Señor. Así sea.
Buscando
reflejar al Resucitado sirviendo y viviendo la fe con Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
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