19 de abril de 2013
Viernes de la Tercera Semana de Pascua
Lecturas:
Hechos 9, 1-20
/ Salmo 116, 1. 2 Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena
Noticia
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 52-59
Los judíos discutían entre sí, diciendo:
«¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?»
Jesús les respondió: «Les aseguro que si no
comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en
ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo
resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi
sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en
mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre
que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá
por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el
que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá
eternamente.»
Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de
Cafarnaún.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Saulo
creía que estaba persiguiendo a una secta hereje y descubrió de pronto que
cuando los atacaba a ellos, era a alguien superior que lo hacía. Ellos habían
creído la palabra del Señor: «El que come
mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él». Por eso, cuando se
le presenta, se identifica así: «Yo soy Jesús,
a quien tú persigues» (1L).
El
cristiano y la cristiana es decir, quien vive como quien le cree a Jesús, más
que quien dice creerle
(cf Mt 7,21), está muy bien
acompañado: hace y dice de la mano del Padre Dios; de su Señor y hermano,
Jesús; y del Espíritu Santo, quienes lo habitan misteriosa, pero efectivamente.
Todo un Dios junto a él/ella, porque «es
inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre»
(Sal).
Lo
han comprobado a lo largo de la historia millones de personas. Lo puedes
comprobar hoy, intentando vivir honestamente lo que sabes o sientes que te
inspira el Señor en cada momento de tu vida.
Por
lo débil que es nuestra fidelidad a tu palabra, perdón, Señor; para que crezca
nuestra cercanía a tu voluntad, ayúdanos, Señor; por tu compañía permanente y
tu auxilio constante, gracias, Señor.
Buscando
reflejar al Resucitado sirviendo y viviendo la fe con Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario