10 de mayo de 2013
Viernes de la Sexta Semana de Pascua
Lecturas:
Hechos 18, 9-18
/ Salmo 46, 2-7 Dios es el Rey de toda la tierra
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 16, 20-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que ustedes van a llorar y se
van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero
esa tristeza se convertirá en gozo.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente
angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su
dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo
los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquel día
no me harán más preguntas.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Es
probable que ninguno de quienes lee esto estará en desacuerdo con que «Dios es el Rey de toda la tierra» (Sal). Pero ¿es también el
rey de tu corazón?. Si es así, te dice el Señor: «No temas. Sigue predicando y no te calles. Yo estoy contigo» (1L).
Como
también es muy posible que casi todos los que están leyendo sí tienen temor y les
cuesta
mucho predicar con su vida lo que creen, sería necesario que pidamos una
y otra vez la fuerza necesaria para hacer una vida coherente.
Pero
esa capacidad no se da en abstracto, ni sucede de la noche a la mañana,
encerrados en la casa. Debemos recordar que, como anunció Jesús, «donde hay dos
o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos» (Mt
18,20),
por lo que es en unión de otros que se nos conceden las cosas buenas y
necesarias; es decir, nuestra oración se hace más efectiva y poderosa «y tendrán una alegría que nadie les podrá
quitar», si buscamos hacerla comunitariamente.
Unidos
a todos los que quieren manifestar su amor por ti, Señor, te pedimos que
aumentes nuestra fe, obediencia y amor, para que podamos predicar al mundo que
es tu Misericordia y tu Compasión la que reina, a través de nuestra falta de
temor y nuestra alegría de anunciar el Reino. Así sea.
Habitados por
Dios para transmitir una vida de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
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