23 de julio de 2013
Martes de la Décimo Sexta Semana Durante el
Año
Lecturas:
Éxodo 14, 21—15,
1 / Salmo Ex 15, 8-10. 12. 17 ¡El
Señor se ha cubierto de gloria!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
12, 46-50
Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que
estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus
hermanos están ahí afuera y quieren hablarte».
Jesús le respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y
señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis
hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo,
ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Se
suele decir que a la familia uno no la elige. Y es obviamente así.
Pero
no para Dios.
Él
escogió un pueblo para, después de un largo recorrido, pudiese llegar desde el
punto en que «el
pueblo temió al Señor, y
creyó en él» (1L) hasta cuando nos hizo el tremendo regalo de
hacerse Padre de todos (Ef 4,6).
En
el centro de esta historia está Jesús, quien, mostrando permanentemente el
rostro misericordioso de Dios, da la clave: él ha escogido como «mi hermano, mi hermana y mi madre», es
decir su auténtica familia, la familia de Dios, a quienes, como Él mismo,
buscan conocer y realizar su querer para cada uno y para la humanidad. Como
buenos hermanos entre todos, ya que somos hijos del mismo Padre.
«Tú soplaste con tu
aliento, y el mar los envolvió» (Sal) y arrastró consigo
todo nuestro individualismo, convirtiéndonos en un pueblo de hermanos, hijos
tuyos. Que llegue a realizarse de esa manera tu Reino y que hagamos el aporte
que nos corresponda para esto. Así sea.
Meditando tus
palabras de Paz, Amor y Alegría, para darle sentido a nuestro actuar,
Miguel.
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