23 de agosto de 2013
Viernes de la Vigésima Semana Durante el Año
Lecturas:
Rut 1, 1-6.
14-16. 22 / Salmo 145, 5-10 ¡Alaba, alma mía, al Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
22, 34-40
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los
saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor de la Ley,
le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande
de la Ley?»
Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer
mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Nuestro
Dios «hizo el cielo y la tierra, el mar y
todo lo que hay en ellos» (Sal) para que podamos disfrutarlo y sustentarnos
con lo que producen: merece que lo ames «con todo tu corazón, con toda tu alma
y con todo tu espíritu».
La
forma de corresponder a su amor, de hacerlo concreto, es que ames «a tu prójimo como a ti
mismo»,
realizando en su nombre las obras necesarias para que, a través tuyo y de todos
los creyentes, se cumpla que Él «hace
justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los
cautivos. Abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados, el
Señor ama a los justos y protege a los extranjeros. Sustenta al huérfano y a la
viuda…» (Sal).
Eso
hará que quienes no han tenido la posibilidad de conocerlo, puedan decirte:
desde ahora «tu Dios será mi Dios» (1L)
Tenemos
la bella oportunidad de ser canales de tu amor por nuestros hermanos, Señor.
Gracias por confiar en nosotros; perdón por nuestra poca fidelidad a esa
misión; y confiamos en que seguirás supliendo lo que nos falta para realizar
esa tarea. Así sea.
Buscando que el
fuego del Reino de la Paz, el Amor y la Alegría arda en nuestro tiempo y
nuestra vida,
Miguel.
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