24 de septiembre de 2013
Martes de la Vigésimo Quinta Semana Durante
el Año
Lecturas:
Esdras 6, 7-8.
12. 14-20 / Salmo 121, 1-5 ¡Vamos
con alegría a la Casa del Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
8, 19-21
Su
madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la
multitud. Entonces le anunciaron a Jesús: «Tu madre y tus hermanos están ahí
afuera y quieren verte.»
Pero Él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la
Palabra de Dios y la practican.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
El
“título” que importa en el Reino no es el que otorga la biología, sino el que
da el compromiso asumido coherentemente: ser de aquellos que «escuchan la Palabra de Dios y la practican».
Eso quiere decir que para ser considerados como
Hijos de la Luz (cf
Lc 16,8) se debe buscar, en primer lugar, conocer la
voluntad de Dios: su Palabra se la encuentra en la Biblia, por cierto. Pero también
en la Vida: la naturaleza y los hombres y mujeres que interactúan con nosotros
a diario.
Antes, notemos el importante hecho de que el
Maestro habla de escucharla en plural. Es que, como
Con ellos, nos ayudamos unos a otros a ir
aclarando el sentido que tiene para cada cual en su circunstancia (personal, familiar,
laboral, estudiantil, vecinal, etc.) el mensaje del Reino. Pero, la Palabra
escuchada, tiene sentido si se la pone en práctica, por lo que, además, junto a
ellos tenemos la oportunidad de concretar eficazmente lo que el Espíritu nos
inspira a través de la Escritura y los signos de los tiempos.
Señor,
que viniste a liberarnos del individualismo contrario a la hermandad en el
Padre de todos, sigue impulsándonos a escuchar la Palabra de la unidad y a
ponerla en práctica. Así sea.
Como Hijos de la
Luz, servir sólo al Dios de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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