viernes, 13 de septiembre de 2013

Invitados a ser parte de la espiral virtuosa del reencuentro

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
15 de septiembre de 2013
Vigésimo Cuarto Domingo Durante el Año

Lecturas:
Éxodo 32, 7-11. 13-14 / Salmo 50, 3-4. 12-13. 17.19 Iré a la casa de mi Padre / I Timoteo 1, 12-17

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   15, 1-10
    Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos».
    Jesús les dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
    Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
    Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".
    Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte».
Palabra del Señor.

MEDITACION
Enseña el Maestro que «se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte» (Ev). Para llegar a esa conversión, ayuda primero orar: «Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu» (Sal), porque «es doctrina cierta y digna de fe que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores» (2L). Contamos con su auxilio, entonces, pero también el de los demás hermanos y ellos con el nuestro, cuando intercedemos unos por otros ante Dios, nuestro Padre común (1L).
Hay una película llamada “Los tres entierros de Melquiades Estrada” que narra la historia de amistad entre un estadounidense y un mexicano indocumentado en Texas. Este último es asesinado por error y el primero realiza toda una peripecia casi inverosímil para llevar de vuelta a su pueblo a su amigo, como se lo había prometido. En un cine que nos tiene acostumbrados a la multiplicación de cadáveres dispersos y abandonados, esta historia es un oasis de respeto por el de uno solo, por amor a la vida que tuvo.
Jesús, en una actitud similar, elogia a quien valora tanto al extraviado, que es capaz de dejar a muchos por rescatarle.
De nuestras comunidades más de alguien se ha ido triste o defraudado/a y no ha tenido la suerte de contar con esa solicitud cariñosa; de nuestras familias se han alejado por discusiones jóvenes o adultos y no ha habido quien dé el o los pasos necesarios para reconstruir la relación; de nuestra vida se nos han “perdido” amigos a los que nuestras agitadas agendas no nos permitieron siquiera saber las causas…
Este día somos invitados a ser parte de una espiral virtuosa: demostrando que nos afecta cuando alguien nos falta, buscándolo/a, encendiendo la luz del corazón, barriendo con las comodidades y prioridades mal enfocadas hasta lograr dar con él/ella, probablemente le daremos una alegría, nos alegraremos nosotros por haber recuperado a esa persona importante y habrá alegría en el cielo al ver que nos vamos convirtiendo desde el egoísmo y el individualismo que se ha impuesto entre nosotros.

Queremos volver a ti, cada vez que nos extraviemos del caminar evangélico, pero no solos, sino como sería tu voluntad y nuestra alegría: unidos. Así sea.

Yendo unidos por los caminos de la Paz, el Amor y la Alegría del Reino,

Miguel.

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