5 de octubre de 2013
Sábado de la Vigésimo Sexta Semana Durante el
Año
Lecturas:
Baruc 4,
5-12. 27-29 / Salmo 68, 33-37 El Señor escucha a los pobres
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
10, 17-24
Al volver los setenta y dos volvieron de su
misión, dijeron a Jesús llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos
someten en tu Nombre.»
Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del
cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y
escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más
bien de que sus nombres estén escritos en el cielo.»
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo,
movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y
haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me
ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como
nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar.»
Después, volviéndose hacia sus discípulos,
Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no
lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»
Palabra del Señor.
MEDITACION
El
evangelio del Domingo reciente nos recordaba algo demasiado importante: que el
nuestro es, como dice un libro del Antiguo Testamento «el Dios de los humildes,
el defensor de los desvalidos, el apoyo de los débiles, el refugio de los
abandonados y el salvador de los desesperados» (Jd 9,11), además de tener la
certeza de que «el Señor escucha a los
pobres» (Sal)
Y
eso a Jesús lo hace estremecerse de gozo, al punto de orar así: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por
haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a
los pequeños».
¿Cuánto valoras tú a la gente sencilla? ¿en
qué se manifiesta eso?
Que
sepamos valorar a los pobres, tus preferidos, Señor. Y que estemos nosotros
mismos entre los humildes, según tu voluntad, Padre. Así sea.
Aprendiendo del
Dios de la Paz, el Amor y la Alegría a ver y servir al que sufre,
Miguel.
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