lunes, 30 de diciembre de 2013

Para permanecer para siempre en Su Amor

30 de diciembre de 2013
Sexto Día de la Octava de Navidad

Lecturas:
I Juan 2, 12-17 / Salmo 95, 7-10 ¡Alégrese el cielo y exulte la tierra!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   2. 22. 36-40
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor.
Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.

MEDITACION
¿Cómo saber si se está cumpliendo la voluntad de Dios?
La pregunta es importante si creemos que al hacerlo podemos permanecer para siempre, como dice la carta de Juan (cf 1L).
Es necesario hacer un trabajo constante para lograr ir afinando la percepción y poder ir descubriendo cada vez mejor cuál es ésta en cada situación de nuestra existencia.
El evangelio de hoy nos muestra un modelo: Ana, hija de Fanuel, quien «no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones».
Claro, puede decir uno, ella era viuda y al parecer sola.
Pero, recordando que la tradición que proviene del Evangelio asocia templo con el cuerpo –es decir con el ser humano mismo-, cada cual puede no apartarse de las necesidades del templo humano que es el/la hermano/a, teniendo presente que así sirve a Dios (cf Mt 25,40) y hace realidad el ayuno que Él ama (Is 58,6-7), llevando, además, una vida de oración que permita entender todo esto, que es lo que nos ha enseñado a través de la historia.

Que podamos captar las señales que constantemente nos envías, las que permiten iluminar el camino que nos lleva a permanecer en tu amor, Señor. Así sea.

Buscando vivir con Paz, Amor y Alegría en la gran familia humana,
Miguel.


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