PREPAREMOS
EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
12 de enero de 2014
El Bautismo del Señor
Lecturas:
Isaías 42,
1-4. 6-7 / Salmo 28, 1-4. 9-10 El Señor bendice a su pueblo con la paz / Hechos 10,
34-38
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
3, 13-17

Pero Jesús le respondió: «Ahora déjame hacer
esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo». Y Juan se lo
permitió.
Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua.
En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como
una paloma y dirigirse hacia Él. Y se oyó una voz del cielo que decía: «Este es
mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».
Palabra del Señor.
MEDITACION
Jesús es el «Hijo muy querido» del Padre Dios y
cuenta con toda su predilección (Ev), ya que fue destinado «a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los
ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la
cárcel a los que habitan en las tinieblas» (1L), como una manera de
que todos puedan sentir que «El Señor
bendice a su pueblo con la paz» (Sal), y a eso dedicó sus
energías y su actuar, obediente y fielmente, tanto que Pedro asertivamente
puede resumir su vida con la frase «El
pasó haciendo el bien» (2L).
Imagino
que nadie se definiría a sí mismo/a como injusto/a.
Sin
embargo, hacer lo que es justo, por comodidad o por temor, no suele estar entre
nuestras prioridades.
Jesús,
por el contrario, toma decisiones preocupado de que «cumplamos todo lo que es justo».
Y
¿qué será lo justo?
La
filosofía ha dedicado bastante tinta a intentar definirlo. Pero, desde la fe en
el Dios de Jesús, comprendemos que lo justo es que se realice la voluntad del
Padre.
Y
hemos aprendido que su voluntad es que la humanidad llegue a ser una gran familia,
bajo la doble conciencia de ser todos hijos suyos y, a la vez, y por lo mismo, todos
hermanos.
¿De
dónde sacamos eso? De su Hijo, en quien tiene puesta toda su predilección, el
mismo que después de este episodio se sintió llamado a proclamar: «Conviértanse,
porque el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 4,17), que fue quien nos
enseñó que ese Reino se va haciendo vida cuando adquirimos conciencia de que
Dios es Padre de todos (cf Mt 6,9), de lo que se deriva
nuestra hermandad con Cristo y entre nosotros (cf Hb 2,11;
Mt 23,8c),
por eso, Pablo se atreve a exigir: «Vivan como hijos de la luz. Ahora bien, el
fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad» (Ef
5,8-9).

Los
bautizados tenemos el derecho y la responsabilidad de ayudar a que todos
comprendan que pueden ser hijos muy queridos del Padre Dios, si extendemos su
Reino de Justicia para todos.
Dios
Padre de Justicia y de liberación, haznos rectos/as según tu plan, según las
enseñanzas de tu Hijo y según las gracias que ha puesto en nosotros tu Espíritu
santificador. Así sea.
Creciendo en la
justicia, como hijos del Dios de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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