6 de enero de 2014
Lunes después de Epifanía
Lecturas:
I Juan 3, 22—4,
6 / Salmo 2, 7-8. 10-12 ¡Te
daré las naciones como herencia!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
4, 12-17. 23-25
Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido
arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm,
a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera
lo que había sido anunciado por el profeta Isaías:
"¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí,
camino del mar, país de la Transjordania,
Galilea de las naciones!
El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una
gran luz;
sobre los que vivían en las oscuras regiones
de la muerte,
se levantó una luz".
A partir de ese momento, Jesús comenzó a
proclamar:
«Conviértanse, porque el Reino de los Cielos
está cerca.»
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en
las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las
enfermedades y dolencias de la gente. Su fama se extendió por toda la Siria, y
le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y
sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo
seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de
Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Hoy
también es necesario que nuestro pueblo, que vive en las tinieblas de un
sistema económico, social y cultural inhumano, que se encuentra «en las oscuras regiones de la muerte»,
sea iluminado por palabras con raíz en el evangelio, con tanta claridad como lo
hizo recientemente el Papa, cuando dijo: “hoy tenemos que decir ‘no a una economía de
la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata” (Evangelii
Gaudium N° 53).

Porque él mismo dio el ejemplo al respecto,
otorgando atención y afecto a cada necesitado que se le presentaba.
Ya pasado el eco de las fiestas de fin de año
puede ser buen momento para hacerse el propósito de oponernos permanentemente a
la cultura de la muerte y convertirnos –también sin cesar- en promotores de la
Buena Noticia del amor de Dios y de los hijos de Dios por todos.
Que
nos atrevamos a decir y hacer lo que nos señalas, nos adviertes y nos inspiras
permanentemente, Señor, de manera que tu Reino se haga realidad en medio
nuestro. Así sea.
Tratando de ayudar
a descubrir al Dios de la Paz, el Amor y la Alegría que se manifiesta en lo
pequeño,
Miguel.
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