
Al igual que los
pastores que, como primeros huéspedes del Niño recién nacido que yace en el
pesebre, son
la personificación de los pobres de Israel y, en general, de las
almas humildes que viven interiormente muy cerca de Jesús, así también los
hombres que vienen de Oriente personifican al mundo de los pueblos, la Iglesia
de los gentiles -los hombres que a través de los siglos se dirigen al Niño de
Belén, honran en él al Hijo de Dios y se postran ante él. La Iglesia llama a
esta fiesta «Epifanía», la aparición del Divino. Si nos fijamos en el hecho de
que, desde aquel comienzo, hombres de toda proveniencia, de todos los
continentes, de todas las culturas y modos de pensar y de vivir, se han puesto
y se ponen en camino hacia Cristo, podemos decir verdaderamente que esta
peregrinación y este encuentro con Dios en la figura del Niño es una Epifanía
de la bondad de Dios y de su amor por los hombres (cf. Tt 3,4).
Benedicto XVI
No hay comentarios:
Publicar un comentario