martes, 25 de marzo de 2014

El principal motivo por el que tantos desconocen a Jesús

25 de marzo de 2014
Anunciación del Señor

Lecturas:
Isaías 7, 10-14; 8, 10 / Salmo 39, 7-11 Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad / Hebreos 10, 4-10

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   1, 26-38
    El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
    El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»
    Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
    Pero el Ángel  le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.»
    María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?»
    El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»
    María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.»
    Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor.

MEDITACION
«El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.”»
¿Hay alguna noticia más alegre que el nacimiento de un/a hijo/a?
De hecho solemos olvidar (y algunos ignorar) que Evangelio significa Buena Noticia, o sea, noticia alegre, porque es incongruente dar una buena noticia con el rostro amargado.
Y, sin embargo, hay muchos (demasiados) que asocian todo lo relativo a Dios y al anuncio de su Reino con seriedad y hasta con el dolor…
¿Quién va a enamorarse de ese Señor que no da alegrías?
Ese es el principal motivo por el que tantos desconocen y no quieren conocer lo que puede hacer Jesús en sus vidas.
De hecho, cuando fue electo el Juan Pablo I (1978), inmediatamente fue llamado “el Papa de la sonrisa”, porque lamentablemente era excepcional ver uno sonriente. Y, gracias a Dios, al actual también se lo puede ver sonreír y esa es una de las causas de su popularidad y que, gracias a eso, se esté escuchando más su mensaje de misericordia.

Que ajustemos nuestra vida a lo que decimos creer, Señor, de tal manera que brote espontánea nuestra alegría por sabernos amados por ti. Así sea.

Aprendiendo a adorar en espíritu y en verdad al Dios de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.


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