28 de marzo de 2014
Viernes de la Tercera Semana de Cuaresma
Lecturas:
Oseas 14,
2-10 / Salmo 80, 6-11. 14. 17 ¡Ojalá
escuchemos la voz del Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
12,
28-34
Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Cuál es el primero de los mandamientos?».
Jesús respondió: «El primero es: Escucha,
Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus
fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro
mandamiento más grande que éstos.»
El escriba le dijo: «Muy bien, Maestro,
tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo
con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar
al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los
sacrificios.»
Jesús, al ver que había respondido tan
acertadamente, le dijo: «Tú no estás lejos del Reino de Dios.»
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
MEDITACION
En
una cultura que percibe que el Dios Único les ha ido hablando a través de su
historia y, como parte de esa larga conversación, les transmitió una serie de
mandamientos, de los cuales fueron desprendiéndose otros hasta llegar, según se
dice, a la cantidad de 613, se puede entender la inquietud por saber la
jerarquía de éstos, para no perderse de obedecer algo muy importante por estar
cumpliendo otros de menor valía.
Jesús,
entonces, como buen judío, recita el “Shemá” (especie de Credo): «Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es
el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda
tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas».
Pero,
inmediatamente agrega el mandamiento de amor al prójimo y lo vincula
admirablemente al primero, al punto de dar a entender que hacerlos propios es
un camino para acercarse al Reino de Dios o, lo que es lo mismo, ayuda a que el
Reino de la Vida eterna venga a nuestro tiempo y nuestra Tierra.
Queremos
estar cerca del Reino de tu Padre, Señor. Gracias por indicarnos el camino. Te
pedimos que nos ayudes a vencer las dificultades que nos hacen más difícil amar
de la manera que nos has enseñado. Así sea.
Aprendiendo a
adorar en espíritu y en verdad al Dios de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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