3 de abril de 2014
Jueves de la Cuarta Semana de Cuaresma
Lecturas:
Éxodo 32, 7-14 / Salmo 105, 19-23 ¡Acuérdate de tus promesas, Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
5, 31-47
Jesús dijo a los judíos:
«Si yo diera testimonio de mí mismo, mi
testimonio no valdría. Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese
testimonio es verdadero.
Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y
él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un
hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes. Juan era la lámpara que
arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. Pero el
testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me
encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha
enviado. Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han
escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no permanece en ustedes,
porque no creen al que él envió.
Ustedes examinan las Escrituras, porque en
ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí, y sin embargo,
ustedes no quieren venir a mí para tener Vida.
Mi gloria no viene de los hombres. Además, yo
los conozco: el amor de Dios no está en ustedes. He venido en nombre de mi
Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ese sí
lo van a recibir. ¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a
otros y no se preocupan por la gloria que sólo viene de Dios?
No piensen que soy yo el que los acusaré ante
el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su
esperanza. Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito
acerca de mí. Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que yo
les digo?»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Pululan
en internet y en diferentes canales sociales una serie inagotable de “gurúes”
que se
pretenden eficaces y novedosos en ayudar a mejorar la vida. Pero basta
una mirada somera a lo que plantean y se puede apreciar que, en general, son un
refrito de muchas otras obras y enseñanzas de personajes sabios y otros más
bien audaces que, a su vez y en su tiempo, también recopilaron ideas de otros,
presentándolas de una manera aparentemente original.
Nada
nuevo bajo el sol, como dice la antigua Biblia.
De
hecho, Jesús ya lo había vivido: «He venido en nombre de mi Padre y
ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ese sí lo van
a recibir».
Por
cierto tu corazón es libre. Dios mismo lo quiso así. Él quiere conquistarte con
su amor absolutamente gratuito.
Tú
decides si quieres seguir a Su Enviado o a los que se envían a sí mismos.
Queremos
ir a ti, Señor, a ti que estás en el pobre y el desamparado, para tener Vida
eterna, es decir, vida llena de solidaridad y fraternidad, tu gran enseñanza,
que es la obra que el Padre te encargó. Que así sea.
Abriendo los
ojos y ayudando a ver mejor la obra del Dios de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario