PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
26 de Julio de 2015
Domingo de la Décimo Séptima Semana Durante el Año
Lecturas:
II Reyes 4, 42-44
/ Salmo 144, 10-11. 15-18 Abres tu mano, Señor, y nos colmas con tus
bienes / Efesios 4, 1-6
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 1-15
Jesús atravesó el mar de
Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que
hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
Al levantar los ojos, Jesús
vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: «¿Dónde compraremos pan
para darles de comer?»
Él decía esto para ponerlo a
prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.
Felipe le respondió:
«Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de
pan».
Uno de sus discípulos, Andrés,
el hermano de Simón Pedro, le dijo: «Aquí hay un niño que tiene cinco panes de
cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?»
Jesús le respondió: «Háganlos
sentar».
Había mucho pasto en ese
lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes,
dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los
pescados, dándoles todo lo que quisieron.
Cuando todos quedaron
satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que sobran, para
que no se pierda nada».
Los recogieron y llenaron doce
canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.
Al ver el signo que Jesús
acababa de hacer, la gente decía: «Éste es, verdaderamente, el Profeta que debe
venir al mundo».
Jesús, sabiendo que querían
apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.
Palabra del Señor.
MEDITACION
«Hay un solo Dios y
Padre de todos» (2L), y es un Padre providente, al punto
que se le puede decir: «abres tu mano y
colmas de favores a todos los vivientes» (Sal). Pero Él espera que
los creyentes pongan su parte: sus «cinco
panes de cebada y dos pescados» (Ev), es decir, sus brazos, su
inteligencia, su voluntad, para poder multiplicarlas «porque así habla el Señor: Comerán y sobrará» (1L): el Señor, más quienes son sus amigos, todo lo pueden.
Esta escena
es una de las más populares del Evangelio.
Pero
notando que este evangelista, en particular, nunca habla de milagros, sino de
“signos”, les invito a repasar algunos de los que realiza Jesús en este pasaje:
«Jesús subió a la montaña», que es el lugar donde, desde
Moisés, se manifiesta la voluntad de Dios.
«Se acercaba la Pascua, la fiesta [de la liberación] de los judíos»: su voluntad es guiarnos
a la libertad.
Y aquí
viene el diálogo acerca de las necesidades de esa gran multitud que acude a él.
La
respuesta del discípulo es la de la racionalidad materialista aún (y tal vez
más) hoy vigente: no alcanza el dinero.
Los gestos
siguientes del Maestro dicen que no se trata de comprar (el dinero nunca será
suficiente), sino de compartir (la solidaridad puede ser inagotable).
Aclaremos
en este punto que en aquella época no vivía gente irresponsable que se lanzaba
a los caminos sin nada: todos acostumbraban llevar provisiones, porque todos
los viajes solían ser largos, más aún siguiendo a un profeta itinerante, por lo
que, probablemente, avergonzados de la generosidad del niño, cada cual sacó su
parte y, al repartirla, vieron que alcanzaba para todos y hasta sobraba.
El Nazareno
guía a la Creación en su liberación del acaparamiento egoísta, para que vuelva
a ser don de Dios para todos, como era su intención en un inicio.
Porque él
está aquí para revelar al Dios que es amor (1
Jn 4,8), entonces ve
las necesidades de los hombres y busca y encuentra soluciones, para manifestar
de manera eficaz ese amor.
Además,
Jesús enseña a sus discípulos cuál es la misión de sus seguidores: la de
manifestar esa generosidad del Padre, compartiendo los dones que de Él se han
recibido (cf Mt 10,8).
Entonces, «Jesús tomó los panes, dio gracias» ¿A
quién? Al Padre que liberó del egoísmo a esos hermanos; y a los hombres y
mujeres que se permitieron salir del materialismo para entrar en la lógica del
Reino.
«Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús
dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda
nada”»
Porque,
lamentablemente, debido a como hemos construido nuestras sociedades, siempre
habrá pobres, pobreza y necesidades, por lo que nada sobra realmente: a alguien
le hace o le hará falta.
«La gente decía: “Éste es, verdaderamente,
el Profeta que debe venir al mundo». La esperanza permanente en que Dios no nos deja solos la ven
personificada en quien hace estos signos que los liberan.
«Jesús, sabiendo que querían apoderarse de
él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña». Si bien, él es, como dirá en otro
momento, rey para dar testimonio de la verdad (cf
Jn 18,37), y esa
verdad, la del amor eficaz, aquí, por ejemplo, quedó demostrada; él no está
para ser “rey” a la manera del mundo: para solucionar problemas. Para eso
estamos nosotros mismos, como nos enseñó en este evangelio.
Si el pan
no es multiplicado hoy para tantos hombres que mueren de todo tipo de hambres,
no es que Dios falte a la humanidad, es que los hombres no nos terminamos de
liberar del egoísmo.
Que no se
nos escape nunca que somos llamados a multiplicar el Pan de Vida sin olvidar el
que alimenta la vida física, según tu ejemplo. Señor. Así sea.
Alimentándonos,
juntos como hermanos de humanidad, del Pan de la Paz, el Amor y la Alegría generosos
y solidarios,
Miguel
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