sábado, 15 de agosto de 2015

La mirada alegre de María sobre Dios



15 de Agosto de 2015
La Asunción de la Virgen María

Lecturas:
Apocalipsis 11, 19; 12, 1-6. 10 / Salmo 44, 10-12. 15-16 Es la reina, adornada con tus joyas y con oro de Ofir / Corinto 15, 20-27

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas   1, 39-56
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»
María dijo entonces:
«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.

MEDITACION

Este es un texto cargado de alegría. 

El motivo de ésta es la acción de Dios, quien «miró con bondad», «ha hecho en mí grandes cosas», «Su misericordia se extiende de generación en generación», «Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías». «Socorrió…»

Esa era la visión que tenía María del Todopoderoso: una mirada alegre de Alguien que usa su poder para servir y amar.

Esa imagen debe haberle transmitido a su hijo desde pequeño. Y él nos la enseñó a nosotros después, invitándonos a hacer algo semejante por los demás.


Que redescubramos el amor del Padre Dios, tal como lo veían María y Jesús, y que, en agradecimiento, nos hagamos servidores de los demás, como lo hicieron ellos, también. Así sea.

Buscando permitir que el Pan de Vida que nos alimenta produzca frutos de Paz, Amor y Alegría para la vida del mundo,
Miguel

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