6 de Agosto de 2015
La Transfiguración del Señor
Lecturas:
II Pedro 1, 16-19
/ Salmo 96, 1-2. 5-6. 9 El Señor reina, altísimo por encima de toda
la tierra
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9, 2-10
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevo a ellos solos a un
monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se
volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría
blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres
carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Pedro no sabía qué
decir, porque estaban llenos de temor.
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz:
«Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo.»
De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo
con ellos.
Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían
visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos
cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría «resucitar de entre
los muertos.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Primero,
recordemos que en aquel tiempo una forma de llamar a las Escrituras era “la Ley
y los Profetas” (cf. Mt 5,17); segundo, que se asumía que las leyes que
se encontraban en la Torá (el Pentateuco, los cinco primeros libros de nuestra
Biblia) las había redactado Moisés y, por otro lado, se consideraba a Elías el
más grande y representativo de los profetas.
Bien
podemos ver, entonces, en este texto una manera simbólica de presentarnos lo
que provocaba en Jesús leer la Palabra.
Y no sólo
en él.
No es
posible tener un encuentro real con la Palabra de Dios y seguir siendo el mismo
o la misma.
Si alguien
lee con el corazón la Biblia, es muy probable que su vida sea transfigurada
desde el egoísmo, la indiferencia hacia los demás y el individualismo, hacia
una vida nueva.
Que nos alimentemos
mucho de tu Palabra, Señor, hasta que ésta logre hacer caer nuestra armadura y
nos entreguemos a la vida plena que sólo se encuentra en amar a tu manera. Así
sea.
Alimentándonos,
con el corazón lleno Paz, Amor y Alegría, del ejemplo generoso de quien es el
Pan de Vida para todos,
Miguel
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