30 de Septiembre de 2015
Miércoles de la Vigésima Sexta Semana Durante
el Año
Lecturas:
Nehemías 2, 1-8
/ Salmo 136, 1-6 ¡Que no me olvide de ti, Ciudad de Dios!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 57-62
Mientras Jesús y sus
discípulos iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!»
Jesús le respondió: «Los
zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del
hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Y dijo a otro: «Sígueme.» El
respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.» Pero Jesús le respondió:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de
Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré,
Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos.» Jesús le respondió: «El
que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de
Dios.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Cierta vez
veía un documental de un ateo que se reía de los creyentes usando como ejemplos
las actitudes y forma de vida de ellos, especialmente personas de distintas
denominaciones cristianas.
Suelo
aprender bastante de material como ese, ya que –según mi parecer- sólo se puede
estar seguro de lo que se cree si se lo pone a prueba. Entonces, escucho y leo
bastante a personas de otras creencias o que no creen.
Sin
embargo, la película tenía un sesgo evidente, ya que seleccionaba los peores
ejemplos posibles ante cada objeción que el autor tenía.
En el caso
del trato con el dinero, entrevistó a un pastor, el cual había llegado a ser
millonario, al parecer haciendo uso discrecional de los diezmos de su
congregación. Este señor hacía malabares con los textos evangélicos para
justificarse diciendo que Jesús y los apóstoles eran ricos.
El objetivo
era reírse de estos “cristianos” y, en ese caso, el personaje estaba bien
escogido.
Sería
gracioso si no fuera porque al desvirtuar de esa manera la Palabra, se
escandaliza a los pequeños en la fe, como prevenía el Maestro el reciente
Domingo. Lo que se merecen aquellos que lo hacen, míralo en el evangelio
correspondiente.
Yo sólo
quiero llamar tu atención sobre esta expresión de Jesús: «el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar
la cabeza».
¿De qué otra forma lo puede entender un supuesto discípulo para amar el
dinero?.
Que el
necesario esfuerzo por ganarnos el pan no nos lleve a la desviación que
propugna el sistema, de manera de buscar riquezas más allá de las necesidades y
mucho más allá del estilo de un seguidor del Maestro de la pobreza, que eres
tú, Señor. Así sea.
Intentando permitir que sea sólo el
Espíritu el que nos guíe en reconocer a los que trabajan por el Reino de la Paz,
el Amor y la Alegría,
Miguel
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