9 de Septiembre de 2015
Miércoles de la Vigésima Tercera Semana
Durante el Año
Lecturas:
Colosenses 3, 1-11
/ Salmo 144, 2-3. 10-13 ¡El Señor es bueno con todos!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 20-26
Jesús, fijando la mirada en
sus discípulos, dijo:
¡Felices ustedes, los pobres,
porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que
ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que
ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los
hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos
infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo
en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la
misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos,
porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora
están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ahora
ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos
los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos
profetas!.
Palabra del Señor.
MEDITACION
El mundo al
revés… o ¿al lado correcto?
Veamos.
Así como
vivimos hoy, si nos hablan de felicidad pensamos en riquezas y saciar todas
nuestras necesidades y deseos…
Y dedicamos
gran parte de nuestro tiempo y esfuerzo en lograr aquello.
Y somos,
generalmente, miserables intentándolo, porque no es una frase vacía aquella de
que “el dinero no hace la felicidad”.
¿Qué la
hace, entonces?
Sin
pretender entrar en complejos temas sicológicos, y basándonos sólo en la
experiencia que cada cual tiene, podríamos decir que mientras más amor hay en
nuestra vida, más felicidad sentimos.
Entonces,
los pobres, los hambrientos, los entristecidos y perseguidos son felices cuando
despiertan la solidaridad de quienes se dejan inspirar por el Señor y tienen el
corazón grande para acogerlos; los otros, lo consiguieron todo solos (muchas
veces pasando por encima de otros) y solos y tristes se quedan.
Que nos
dejemos conmover por quienes tienen necesidades materiales y del alma,
ayudándoles así a encontrar la felicidad, Señor. Y que, por otro lado, no
permitamos que el mundo nos convenza de buscar primero nuestra satisfacción
individualista y solitaria. Así sea.
Intentando despertar los oídos y la lengua
a tu mensaje de Paz, Amor y Alegría, hecho vida,
Miguel
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