10 de Septiembre de 2015
Jueves de la Vigésima Tercera Semana Durante
el Año
Lecturas:
Colosenses 3, 12-17
/ Salmo 150, 1-6 ¡Que todos los seres vivientes alaben al
Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 6, 27-38
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo les digo a ustedes que me
escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a
los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una
mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la
túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que
quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman,
¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si
hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo
hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir,
¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir
de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el
bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes
será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los
desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el
Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen
y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les
volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante.
Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Si pensamos
que Dios quiere nuestra felicidad y que, a mostrarnos cómo acceder a ella, vino
su Hijo al mundo, sus leyes son, en realidad, no obligaciones pesadas (aunque
muchos intenten que lo sintamos así), sino invitaciones a recorrer el camino
que Él sabe que hará nuestra vida más plena.
Entonces,
volviendo al esbozo que hicimos ayer sobre la fuente de la felicidad: más amor=
más felicidad, Jesús insinúa que actuar como lo hacen casi todos, devolviendo
mal por mal sólo crea y alimenta nuestras sociedades enfermas de violencia.
Por eso,
propone la alternativa que sabe que, cuando se logra, mejora la vida propia y
la de los que nos rodean: hacer con los demás lo que quisiésemos que hicieran
con nosotros. Es decir, bendecir, aceptar, acoger, regalar a quienes no nos
quieren.
Eso los
desarma y crea un círculo virtuoso sanador.
Que nos
atrevamos a probar tu receta de amor por todos, confiando en que si los dices
es para que mejore nuestra vida, Señor. Así sea.
Intentando despertar los oídos y la lengua
a tu mensaje de Paz, Amor y Alegría, hecho vida,
Miguel
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