PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
22 de Noviembre de 2015
Jesucristo, Rey del Universo
Lecturas:
Daniel 7, 13-14
/ Salmo 92, 1-2. 5 ¡Reina el Señor, revestido de majestad!
/ Apocalipsis 1, 5-8
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18, 33-37
Pilato llamó a Jesús y le
preguntó: «¿Eres Tú el rey de los judíos?»
Jesús le respondió: «¿Dices
esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?»
Pilato replicó: «¿Acaso yo soy
judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué
es lo que has hecho?»
Jesús respondió:
«Mi realeza no es de este
mundo.
Si mi realeza fuera de
este mundo,
los que están a mi
servicio habrían combatido
para que Yo no fuera entregado a los judíos.
Pero mi realeza no es de
aquí».
Pilato le dijo: «¿Entonces Tú
eres rey?»
Jesús respondió:
«Tú lo dices: Yo soy rey.
Para esto he nacido
y he venido al mundo:
para dar testimonio de la
verdad.
El que es de la verdad,
escucha mi voz».
Palabra del Señor.
MEDITACION
Con su vida, se demostró que «Jesucristo es el Testigo fiel» (2L) del Padre, es decir, de su Amor y de su Misericordia para con todos. Y,
creemos que, porque fuiste fiel, «Tus
testimonios, Señor, son dignos de fe» (Sal), una fe que se
demuestra siendo fieles a nuestra vez, porque, dice él mismo: «El que es de la verdad, escucha mi voz»
(Ev). Y, mientras más de quienes creemos en su palabra y su ejemplo hacemos lo
que está en nuestras manos para que ésta sea efectiva, se va cumpliendo el que su
reinado de amor y verdad sea «un dominio
eterno que no pasará, y su reino no será destruido» (1L).
Aún conmocionados con los masivos ataques por parte del Ejército
Islámico contra París, surge el imperativo de preguntarnos, como seres
racionales, ¿qué motiva algo que, a simple vista, parece tan sin sentido y, por
ello, tan horrible?
Por cierto, las primeras respuestas que obtendremos serán las obvias de
quienes se identifican con la cultura occidental y desconocen la islamista: son
fanáticos, seguidores de una religión intolerante con los demás hasta llegar a actuar
con extrema violencia.
Pero, ¿esa es La Verdad, única e irrebatible…?
No. Hay otras visiones posibles.
Una recuerda que este grupo es fruto, principalmente, de las condiciones
que provocó la intervención de Irak y la más reciente a Siria por EE.UU., con
el apoyo, entre otros países, precisamente de Francia, para mantener la
influencia sobre una tierra riquísima en petróleo. Esa misma agresión es
utilizada por los líderes de esa agrupación para atraer más personas a sumarse
a la venganza que, según su interpretación del Corán, el libro sagrado al que
siguen, les corresponde.
Esa es otra verdad.
Por otro lado, especialmente en países de Europa, las comunidades
musulmanas buscan diferenciarse de las acciones de este grupo, señalando que
sus Escrituras prohíben la muerte de inocentes y recordando que un musulmán
jamás debe comenzar una agresión, aunque se le permite responder a ella, como
un método de sobrevivencia. Además, explican que Islam (la religión) y musulmán
(el creyente) provienen de una palabra que significa paz.
Una verdad desconocida…
Por último, y volviendo a los terribles sucesos en París, ¿acaso no es
cierto que, pese a que teóricamente creemos que todos los seres humanos son
iguales (y los cristianos, que todos somos hijos de Dios), mientras en Medio
Oriente mueren cientos y miles a diario, sólo nos preocupan o llaman nuestra
atención las víctimas cuando están al lado al que culturalmente nos sentimos
más próximos?
Usando este pequeño ejercicio, podemos concluir que no existe la verdad
en singular; existen muchas, dependiendo de las vivencias de cada persona o
grupo de ellas, por lo que, ni el mundo ni ninguna circunstancia, debe
comprenderse en blanco y negro; ya que existen innumerables matices, casi
tantos como personas existen.
¿Cómo entender, entonces, una frase como «El que es de la verdad, escucha mi voz»?

Y eso, para el poder político y la religión era y sigue siendo
intolerable, porque tanta generosidad no se puede manipular en beneficio
propio.
Debido a eso, su «realeza no es de
este mundo», porque aquellas otras imponen todo por la fuerza.
Jesús, muy por el contrario, no fue –y, por lo mismo no habla como- un
fanático. Por eso, Él, que buscó vivir muy honestamente la verdad de Dios que
había descubierto, invita a que todos hagamos lo mismo y seamos consecuentes
con lo que decimos creer.
La coherencia de vida sí es una verdad que sirve a todos.
Entonces, esta fiesta es otra buena ocasión para definirnos: ¿lo
queremos a él como a un rey de este mundo, combatiendo contra los que se le
oponen; o, porque su realeza es distinta, nos ponemos en sintonía con esa
verdad inclusiva?.
¿Cómo?. Él mismo lo insinúa este día: escuchando la voz (aceptando las
invitaciones a amar) de quien vino «para dar
testimonio de la verdad».
Que hagamos lo que nos sea posible para que venga a nosotros tu Reino,
Señor, comenzando por ser fieles a la verdad que hace libres, contenida en tu
Palabra. Así sea.
Intentando lograr que la Verdad que produce
Paz, Amor y Alegría guíe nuestras vidas,
Miguel
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