20 de Noviembre de 2015
Viernes de la Trigésimo Tercera Semana Durante el Año
Lecturas:
Macabeos 4, 36-37. 52-59 / Salmo 1Crón 29, 10-12 ¡Alabamos tu
Nombre glorioso, Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 19, 45-48
Jesús al entrar al Templo, se
puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Está escrito: "Mi casa será
una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de
ladrones"».
Y diariamente enseñaba en el
Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo,
buscaban la forma de matarlo. Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el
pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.
Palabra del Señor.
MEDITACION

Debido a ello, sería apropiado pensar que la que debiese ser «una casa de oración» está más
cerca de lo que pensamos: somos nosotros mismos.
¿Es (o intentamos que sea) algo semejante a eso: un lugar para el
encuentro con el Señor?
Y no se trata exclusivamente de lo que sucede “bajo las sábanas” (como
ciertos creyentes “tuertos” parecen exclusivamente lograr ver), sino de lo que
dejas que salga de tu corazón: «las malas intenciones, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las
difamaciones» (Mt 15,19), convirtiéndolo «en una cueva de ladrones» es decir, algo que puede dañar a otro
hermano o hermana de humanidad, lo que a veces tiene connotaciones sexuales y
otras ni remotamente.
Que respetemos profundamente tu templo santo, Señor: el que te has hecho
para habitar en nosotros y en cada uno de los seres humanos; todos, por ello,
dignos de absoluta dignidad y respeto. Así sea.
Con el corazón lleno de Paz, Amor y Alegría
porque la esperanza está activa,
Miguel
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