23 de Noviembre de 2015
Lunes de la Trigésimo Cuarta Semana Durante el Año
Lecturas:
Daniel 1, 1-6.8-20
/ Salmo Dn 3, 52. 53. 54.
55. 56 ¡Alabado y exaltado eternamente!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 1-4
Levantado los ojos, Jesús vio
a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una
viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y
dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los
demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su
indigencia, dio todo lo que tenía para vivir».
Palabra del Señor.
MEDITACION
¿Se puede poner medida a la generosidad?
No, porque, en ese caso deja de ser generosidad y comienza a tener otros
nombres: cálculo, interés… y otras palabras más feas.
Alguien lo dijo mejor que yo: “la medida del amor es dar sin medidas”
(San Agustín).
Y otro sabio planteó: “nadie está obligado a lo imposible”, por lo que
nadie puede forzar tu generosidad… si es que para ti es imposible.
Sin embargo, los cristianos tenemos un Maestro de vida que demostró que
cuando hay amor nada es imposible y se entregó generosamente, de manera que,
quienes creemos en él, nos atrevamos a intentarlo mucho, para que, cada vez que
lo logremos la humanidad gane nuevas esperanzas.
Que queramos imitar a la viuda y a todos aquellos que piensan primero en
los demás que en las dificultades propias. Es decir, que viven generosamente.
Intentando lograr que la Verdad que produce
Paz, Amor y Alegría guíe nuestras vidas,
Miguel
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