25 de Noviembre de 2015
Miércoles de la Trigésimo Cuarta Semana Durante el Año
Lecturas:
Daniel 5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28 / Salmo Dn 3, 62-67 ¡Alábenlo y
glorifíquenlo eternamente!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 10-19
Jesús hablaba a sus discípulos
acerca de su venida:
Se levantará nación contra
nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas
partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, los
detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán
encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y
esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no
deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una
sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus
propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes
los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un
cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas».
Palabra del Señor.
MEDITACION

Tampoco la dolorosa relación de los padres/madres que imponen sus normas
violentamente y luego esperan de sus hijos cariño.
Es que el amor no se obliga. Menos aún por medio del terror.
Pues bien, hay cristianos, es decir, personas cuya misión de vida
debiese ser ayudar a encontrar la ternura del Padre de Jesús, que parecen
privilegiar recordarle estos textos a todos así, tal cual, sin ningún “filtro”
(contextualización, identificación del género literario, sentido histórico,
etc.) esperando fomentar el temor y no el amor a Dios.
No me parece el momento ni el lugar para ampliar la hermenéutica
(interpretación) de este pasaje. Sin embargo, siempre será adecuado para quien
se diga seguidor del Maestro, poner la mirada esperanzada en todo lo relativo a
su Palabra: pueden pasar cosas terribles, pero nada es más poderoso que Dios y ya
que Él es Padre, el mejor posible, pese a todo, «ni siquiera un cabello
se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas».
Esta es Palabra del Señor y yo confío en lo que él dice.
Que crezcamos en esperanza y en confianza en ti, Señor, aprendiendo de
nuestras propias experiencias y también la de tantos que han sido generosos con
sus vidas consiguiendo, de esa forma una vida más plena para ellos y para
quienes han tenido la gracia de compartir vivencias con ellos. Así sea.
Intentando lograr que la Verdad que produce
Paz, Amor y Alegría guíe nuestras vidas,
Miguel
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