viernes, 29 de enero de 2016

Anunciar el Reino con coherencia y confianza



29 de Enero de 2016
Viernes de la Tercera Semana Durante el Año

Lecturas:
II Samuel 11, 1-10. 13-17. 27 / Salmo 50, 3-7. 10-11 El Señor Dios le dará el trono de David, su padre

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos   4, 26-34
Jesús decía a la multitud:
«El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha.»
También decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra.»
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Poco a poco, en la medida que ha ido avanzando esta semana, siguiendo las lecturas diarias que se nos han propuesto, hemos ido estableciendo la relación entre seguir la Palabra y realizar el Reino.
Este día ya Jesús quiere iluminar la forma como se manifiesta éste para y desde quienes le siguen.

Bien, cuando los que se sienten motivados por anunciar su Buena Noticia de amor para todos y entre todos, quieren dar fruto apropiado, deben, en primer lugar, actuar con la mayor coherencia posible. Esa semilla es más poderosa que las prédicas: irá creciendo gradualmente, «sea que duerma o se levante, de noche y de día».
Sólo Dios sabe cómo y cuánto.
Y, en segundo término no sentirse “poca cosa” para esta tarea. Cada quien, con su humildes aportes sumado a los sencillos aportes de otros, permiten que «la más pequeña de todas las semillas de la tierra [crezca] y llega a ser la más grande de todas las hortalizas»
Todos somos imprescindibles en la tarea de comunicar la Buena Noticia a quienes nos rodean, pero el Único que hace posible que esta fecunde de tal manera que de cómo fruto un mundo más humano, por lo tanto mejor, es Dios.

Que intentemos, cada vez más y cada vez mejor, hacer nuestra parte para que los humanos seamos más hermanos, confiados en que tú, Señor, haces el resto, lo más difícil y lo más grande. Así sea.

Buscando llevar la Buena Noticia de la Paz, el Amor y la Alegría a los empobrecidos materiales y los pobres de esperanzas,
Miguel

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