1 de Enero de 2016
Santa María, Madre de Dios
Lecturas:
Números 6, 22-27
/ Salmo 66, 2-3. 5-6. 8 El Señor tenga piedad y nos bendiga / Gálatas 4, 4-7
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 2, 16-21
Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al
recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído
decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo
que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su
corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo
que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso
el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su
concepción.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Ayer se nos recordaba que «el Dios Hijo único» (Jn 1,18) «se hizo
carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14).
Pero, para eso era necesario, según el plan del Padre eterno, que
hubiese «nacido de una mujer» (1L).
Esa mujer, como sabemos, se llamaba María.
No es exagerar ni, menos, una invención, entonces, que se la venere como
“Madre de Dios”.
Le pareció bien a los realizadores del calendario litúrgico que el
último día del año nos recuerde la Encarnación, y al siguiente, primero del
posterior, hagamos lo propio con quien lo tuvo en un pesebre (establo) humilde
y lo cuidó y lo crió hasta llegar a ser quien es para nosotros ahora.
Que, como tu madre, Señor, conservemos y meditemos en nuestro corazón la
maravilla de haber sido regalados con tu presencia en nuestra historia. Así
sea.
Buscando que la Paz, el Amor y la Alegría
que dan el sentirnos hijos de Dios, se proyecten desde nuestra vida,
Miguel

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