3 de Febrero de 2016
Miércoles de la Cuarta Semana Durante el Año
Lecturas:
II Samuel 24, 2. 9-17
/ Salmo 31, 1-2. 5-7 Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 6, 1-6
Jesús salió de allí y se
dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó
a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y
decía: «¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y
esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el
carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de
Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?» Y Jesús era para ellos un
motivo de tropiezo.
Por eso les dijo: «Un profeta
es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa.» Y no pudo
hacer allí ningún milagro, fuera de sanar a unos pocos enfermos, imponiéndoles
las manos. Y él se asombraba de su falta de fe.
Jesús recorría las poblaciones
de los alrededores, enseñando a la gente.
Palabra del Señor.
MEDITACION
¿Quién es un profeta o una profetisa?
En el contexto cristiano, alguien que inspirado por Dios, su palabra y
las intuiciones que tiene acerca de su mensaje, es capaz de decir y/o hacer lo
correcto en circunstancias difíciles, especialmente aquellas que afectan a sus
hermanos.
¿Conoces profetas? Tal vez hay más de uno cerca de ti. O, quién sabe, en
las noticias.
¿Que, tristemente, algunas que se te vienen a la mente no son siquiera
creyentes?
¿Y quién dice que el Señor no puede influir en ellos?
¿Acaso no crees que nada es imposible para Dios (Lc
1,37)?
Entonces, ¿qué hacemos ante las actitudes proféticas en nuestro barrio,
trabajo, lugar de estudios, o en el país, o en el mundo?
¿Rechazarlas también? ¿O buscar la forma de ayudarlos y de difundir su
tarea?
Que no se nos olvide que ser cristianos es ser, entre otras cosas, profetas,
y que una forma de ejercer ese envío es ayudando a quienes se atreven más que
nosotros, Señor. Así sea.
Buscando llevar la Buena Noticia de la Paz,
el Amor y la Alegría a los empobrecidos materiales y los pobres de esperanzas,
Miguel
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