23 de Febrero de 2016
Martes de la Segunda Semana de Cuaresma
Lecturas:
Isaías 1, 10. 16-20
/ Salmo 49, 8-9. 16-17.
21. 23 Al que va por el buen camino, le
haré gustar la salvación de Dios
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 23, 1-12
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
«Los escribas y fariseos
ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les
digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan
pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no
quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los
vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta
ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las
sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro"
por la gente.
En cuanto a ustedes, no se
hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos
ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen "padre", porque no
tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco
"doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre
ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado,
y el que se humilla será ensalzado.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
¿Cómo actúan habitualmente quienes se hacen llamar “maestro”, “padre” o
“doctor”?
«Atan pesadas cargas (teológicas,
religiosas, rituales…) y las ponen sobre
los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera
con el dedo» y, cual pavo
real, «todo lo hacen
para que los vean»…
Mientras, quien de verdad merece que le llamen de esa manera y de ser
reverenciado, es quien se ha hecho servidor de la humanidad, dando su vida
hasta la última gota. Es decir, el Señor Jesús.
Las opciones para nosotros están claras: ¿a quién queremos parecernos?
¿cuál sería la manera más coherente de ser cristianos?
Que queramos y, por eso, intentemos cada vez con más ganas, hacernos
servidores de los demás, como nos enseñaste con tu propio ejemplo, Señor. Así
sea.
Buscando transfigurar nuestro mundo de
manera que brillen la Paz, el Amor y la Alegría del Reino de Dios,
Miguel
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