26 de Febrero de 2016
Viernes de la Segunda Semana de Cuaresma
Lecturas:
Génesis 37, 3-4. 12-13. 17-28 / Salmo 104, 16-21 ¡Recuerden las
maravillas que hizo el Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 21, 33-43. 45-46
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchen otra parábola: Un
hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y
construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue
al extranjero.
Cuando llegó el tiempo de la
vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores
se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo
apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número
que los primeros, pero los trataron de la misma manera.
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi
hijo." Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el
heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia." Y apoderándose
de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué
les parece que hará con aquellos viñadores?»
Le respondieron: «Acabará con
esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su
debido tiempo.»
Jesús agregó: «¿No han leído
nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado
a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?
Por eso les digo que el Reino
de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará
producir sus frutos.»
Los sumos sacerdotes y los
fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos.
Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo
consideraba un profeta.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Como decíamos hace un par de días, la prédica, las acciones y la persona
misma de Jesús no eran agradables para los poderosos de su tiempo.
Hoy se nos relata que ellos «buscaron el modo de detenerlo», pero lo
que les impidió acabar con él antes fue que «temían
a la multitud, que lo consideraba un profeta».
Tergiversarán, engañarán al pueblo, influenciarán a las autoridades;
usarán todos los recursos a su alcance hasta lograr sus propósitos.
Es decir, todo lo que recordamos cada Semana Santa.
Y también lo que debiésemos conocer más de la historia de los luchadores
de nuestros pueblos, los que, con influencia religiosa o no, buscaron hacer –como
el Maestro- que este mundo fuese mucho mejor de lo que es: más sano, más justo,
más digno; en fin: más humano, lo que es lo mismo que decir más auténticamente
cristiano.
Que seamos más críticos con la forma que nos presentan la historia y las
noticias los influyentes del mundo, Señor, para que podamos reconocer a los
verdaderos servidores de la humanidad, más allá de los supuestos héroes, que
son más bien fomentadores del status quo injusto. Así sea.
Buscando transfigurar nuestro mundo de
manera que brillen la Paz, el Amor y la Alegría del Reino de Dios,
Miguel
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