1 de Marzo de 2016
Martes de la Tercera Semana de Cuaresma
Lecturas:
Daniel 3, 25.34-43
/ Salmo 24, 4-9 ¡Acuérdate, Señor, de tu ternura!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 18, 21-35
Se adelantó Pedro y le dijo:
«Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me
haga? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le respondió: «No te
digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos
se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada
la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía
pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo
que tenía, para saldar la deuda.
El servidor se arrojó a sus
pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo."
El rey se compadeció, lo dejó
ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor
encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del
cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes."
El otro se arrojó a sus pies y
le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda."
Pero él no quiso, sino que lo
hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver
lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este
lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la
deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí
de tí?"
E indignado, el rey lo entregó
en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre
celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Hay cosas que no cambian aunque pase el tiempo.
Pareciera que es más bien propia de nuestra época la mentalidad
economicista, que es el intentar reducirlo todo a números.
Sin embargo, vemos aquí que Pedro también quiere saber la cantidad
suficiente para ser considerado un buen perdonador…
(Y he sabido de gente que hace el cálculo de las «setenta veces
siete»:
pobrecitos, me los imagino esperando llegar a las 490 veces, con una fe y una
paciencia que merecerían una mejor causa…)
Más que usar la calculadora, Jesús nos invita a recordar que no existe
forma de llevar la cuenta de las veces que el Padre ejerce su misericordia y
que la respuesta adecuada a esto es que intentemos, cada vez más y cada vez
mejor, dar la oportunidad y después aceptar el arrepentimiento de nuestros
hermanos, tal como nos gusta y necesitamos que nos perdonen a nosotros.
Que lleguemos algún día a ser coherentes en el momento de orar con el
Padre nuestro, al decir: “perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden”, Señor. Así sea.
Aprendiendo a llenarnos de Paz, Amor y
Alegría, que nos ayuden a ser misericordiosos como el Padre Dios,
Miguel
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